Reflexiones para tí.

Lapidot

En aquel tiempo gobernaba a Israel una profetisa llamada Débora, que era esposa de Lapidot. Jueces 4:4.

La historia del pueblo de Israel seguramente no guarda un lugar especial para este hombre. Solamente es el esposo de Débora. El esposo de…”, “el hijo de…”, “el hermano de…”. Existo solo porque alguien me “presta” su influencia.

Obviamente Dios, quien conoce hasta el número de cabellos que peinas cada mañana, tiene una visión diametralmente opuesta. No solo existes, sino que además hubiera enviado a su Hijo para que muriera exclusivamente por ti, si hubiera sido el caso.

A veces (por las circunstancias, por las palabras que oímos o por mil motivos), nos sentimos seres sin importancia. ¿Quieres saber algo? No tienes derecho a sentirte así.

¿Sientes que eres apenas un eslabón más? Sin ti, la cadena se rompería.

Aprender a vivir siendo segundo es un arte, para mí, bastante difícil de aprender. No conozco a mucha gente -casi me animo a decir que a nadie- que tenga vocación para ser segundo. Nos educan para festejar el primer lugar; el segundo es el primer perdedor. Nos premian no por esforzarnos y quedar segundos, sino cuando el esfuerzo nos rinde el primer lugar. La medalla de plata es el premio consuelo a la incompetencia; por eso es más amarga que la de bronce.

Nadie, por más “desapercibido” que pase en la historia, tiene derecho a menospreciarse. Nadie tiene que dejar que lo menosprecien. Porque, simplemente, un Dios hecho hombre vino a la Tierra, se llenó los pies con el polvo de los caminos de este mundo y subió a una cruz que no era para él para darte la posibilidad de ir al cielo, caminar en calles de oro y subir hasta el Trono del Señor del universo.

Vales demasiado para permitirte el error de creer que tu vida es un accidente, un problema, un detalle sin importancia en la historia y en el universo.

Si él estuvo (y te aseguro que estaría nuevamente) dispuesto a subir al Calvario, no fue porque eres un actor secundario, sino porque eres el hijo preferido de Dios.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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