Reflexiones para tí.

“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. Apocalipsis 2:10.

El etíope, Simón el hechicero, Cornelio, Dorcas, Bernabé, los habitantes de varias ciudades a las que el evangelio llegó… La lista de vidas del Nuevo Testamento que podríamos utilizar para meditar, y que no tuvieron lugar en este libro, es larga.

Pero, no quisiera terminar estas páginas sin incluir a un personaje que no vas a encontrar en el libro de Hechos ni en la lista de los héroes de la fe de Hebreos. Es un personaje de quien todavía se está escribiendo, no en la Biblia, sino en el Libro de la Vida.

Este año recorrimos juntos los polvorientos caminos que transitó el pueblo de Dios, para meditar juntos en la vida de cientos de personas que, como tú y como yo, tuvieron algunos momentos fantásticos de cercanía con Dios, y otros de profunda vergüenza. Vivieron algunas situaciones de alegría celestial, y otras de tristeza indescriptible.

Héroes y villanos. Hombres y mujeres. Famosos y anónimos. Cada uno de ellos –por bien o por mal– nos dejó una enseñanza que espero que te haya ayudado a meditar en tu propia vida. Creo que ese es el objetivo que Dios tiene cuando tú lees la Biblia: que la leas para pensar en ti mismo, para aprender, para crecer…

Las historias de David, de Sansón o de Daniel, si son solo narraciones en tiempo pasado, no tienen el profundo valor que el Espíritu Santo les dio cuando inspiró a los santos hombres de antaño para que las escribieran y las dejaran registradas en las páginas sagradas.

Hoy, que llegamos al final, te agradezco las horas que compartiste con estas palabras. Y te cuento que nuestro último personaje no vio a Cristo subir al Calvario, pero tiene la posibilidad de verlo descender del cielo como Rey de reyes y Señor de señores.

La última vida es de alguien que no le tocó estar en la última cena, pero que podrá disfrutar de la primera cena celestial que Cristo está preparando.

¿Ya sabes quién es? ¡Claro! Eres tú. Tú vales las manos extendidas de Cristo en la cruz del Calvario. Tú eres el motivo por el que Jesús está contando los minutos para volver a esta tierra. Tú eres la razón de la última sonrisa que Dios dibujará mirando a este mundo pecador.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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