Honra al Señor con tus bienes. Proverbios 3:9

PortadaJ¿Te acuerdas del desenlace que tuvo el encuentro entre Jesús y el joven rico? Déjame resumirte el relato: El muchacho se acercó a Jesús y le preguntó: “Maestro, ¿qué cosa buena debo hacer para tener vida eterna?” El Señor fue al punto: “Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos”. El jovencito explicó que había guardado los mandamientos desde que era niño. Sin embargo, a pesar de haber cumplido con los requerimientos de la Ley, sentía que le faltaba algo. Y como Jesús conocía lo que había en su interior, le recomendó: “Vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme”. Cuando el joven oyó eso, se fue triste, porque era muy rico (ver Mateo 19:16-22). Sí, se quedó con su dinero, pero también con su tristeza.

Cientos de años después, en el siglo XVIII, nos encontramos con otro joven rico que le dijo “sí” a Jesús. Me refiero a Nicolaus Ludwig, el conde de Zinzendorf, Alemania (1700-1760). Nicolaus nació en el seno de una de las familias más acreditadas de Europa y era descendiente directo del emperador Maximiliano I de Habsburgo. Tras graduarse de Derecho en la prestigiosa Universidad de Wittenberg, se dedicó al servicio diplomático y más tarde sirvió en la corte de Dresden. Al percibir que el racionalismo estaba minando la fe protestante, decidió impulsar un despertar espiritual entre sus correligionarios. Tras renunciar a sus funciones públicas fundó, en la comunidad de Hermhut, un centro de entrenamiento espiritual y misionero.

En 1732 salieron de Herrnhut los primeros misioneros moravos enviados al Nuevo Mundo, que se asentaron en las Islas Vírgenes y en Guyana. En 1735 enviaron predicadores a evangelizar a los nativos de Norteamérica; y luego establecieron misiones en Sudamérica, África y la India, donde llegaron a tener más de cien misioneros. El 9 de mayo de 1760, Nicolás llamó a John, su hijo adoptivo, y le dijo: “Estoy listo para morir. He cumplido con la voluntad de Dios para mi vida, y él está satisfecho conmigo”. John comenzó a cantar: “Señor, despide en paz a tu siervo”. Esa misma noche Nicolaus murió con la satisfacción de haberle dicho “sí” a Jesús cuando todavía era un joven rico.

#DileSiaJesús

Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2016
“Visita mi Muro, 366 Mensajes que Inspiran”
Por: J. Vladimir Polanco

 






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