Reflexiones para tí.

Ana

“Sus labios se movían pero, debido a que Ana oraba en voz baja, no se podía oír su voz. Elí pensó que estaba borracha. 1 Samuel 1:13.

“¡Increíble! Una mujer orando en la puerta del Templo, y el sumo sacerdote piensa que está borracha. El máximo líder espiritual del pueblo de Dios no consigue imaginar una persona derramando sinceramente su alma delante del Señor, solamente juzgar que está con su mente embotada por el alcohol Este detalle sirve para entender lo bajo que había caído la espiritualidad de Israel. La gente ya no iba a orar con la sinceridad y la profundidad de Ana, al Templo.

Ana está rodeada por una situación terrible desde el punto de vista espiritual. Obviamente, conocía todas las historias que se contaban (con chances casi absolutas de ser todas ciertas) de los hijos de Elí. Sabía que el pueblo estaba en total decadencia moral y religiosa. A pesar de todo, ella promete que a su hijo, su soñado hijo, por quien tanto había sufrido, lo entregará al servicio del Tabernáculo.

Ana entregó a Samuel a Elí, sabiendo que la influencia de Ofni y Finees estaría cada día, en cada momento, rodeándolo; no solo como una teoría o una idea, sino como dos presencias reales, corpóreas y tangibles que tendrían todas las posibilidades (menos una) para descarriarlo.

Conociendo los grandes riesgos que corría con la decisión que estaba tomando, Ana entrega al pequeño Samuel para que sirviera en Siló. La reacción de Eli es arrodillarse y adorar. Obviamente, no adora ni a Ana ni a Samuel, pero ellos son quienes motivan esta actitud.

No interesa en qué situación se encuentre el pueblo de Dios, una sola mujer orando por un tema “particular e íntimo” es la puerta abierta que el Espíritu Santo necesita para comenzar un proceso de reforma. Una madre orando por su hijo es el pequeño rayo que ilumina, con luz divina, el oscuro túnel del pecado que puede estar rodeando la existencia del pueblo de Dios en los días de hoy.

Una persona orando, de corazón, es suficiente para que el Cielo  realice el milagro.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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